viernes, 10 de junio de 2011

El cariño fue el milagro

Este era un niño que no tenía amigos y que nunca los tendría, era paralítico y con bastante mala leche, por esto, vivía amargado. Cuando se asomaba a la ventana y veía a los demás niños como jugaban y corrían; y eso él no lo iba a poder hacer nunca.


Nadie podía hacer nada por él, se tenía que conformar con esta vida que llevaba. La vida era así para él, a su madre la traía de canto, la mareaba entre unas cosas y otras, la buena mujer viendo como su hijo sufría, por que de ahí le venía la mala sangre que gastaba, le perdonaba todo y le hacía y atendía en todo aunque la tratara a zapatazos, todo a su hijo le perdonaba.

Hasta que una noche durmiendo se le apareció en sueños una persona y le dijo que algún día muy pronto andaría, cuando aprendiera a tratar mejor a todo el mundo, sobre todo a su madre.

El crío se despertó y ya no durmió en toda la noche pensando en ello.

Él no creía en sueños pero se puso en ello, empezó a tratar mejor a su madre y notó al cabo de cierto tiempo como sus piernas se movían, eso le ayudó a seguir con esta política con su madre y así fueron pasando los meses y fue mejorando. Los médicos no se lo creían; eso era un milagro.

Lo tenían al crío desahuciado, paralítico para siempre, hasta que por fin consiguió andar y correr y tener lo que quería: ir a la escuela y tener amigos y estar a bien con su madre, la más contenta de que su hijo pudiera andar y llevar una vida sin tan mal genio. La soledad donde había vivido le había avinagrado el carácter y ahora que se relacionaba con mucha gente se volvió más pacífico y alegre y menos mimoso con su madre. Nadie supo quién era el que se le apareció en sueños, esa buena persona al que le hizo caso y gracias a esto cambió de llevar una vida de amargado a esta, que era la que él quería y se merecía.


Ángel Albéniz